El debut en la dirección de John Hughes (“El club de los cinco”, 1985, “La mujer explosiva”, 1985, o “Todo en un día”, 1986), el hombre que en poco más de dos años dignificó el cine adolescente, es uno de los hitos de la comedia romántica de ‘high school’; venerado clásico moderno mil veces copiado y homenajeado que profundiza en las angustias existenciales adolescentes sin menospreciarlas ni estereotiparlas. Un entrañable reparto liderado por iconos de los los 80 como Molly Ringwald o Anthony Michael Hall, veteranos como Paul Dooley o Brian Doyle-Murray y futuras estrellas como John Cusack o su hermana Joan Cusack; una genial banda sonora repleta de éxitos pop, rock y punk (Stray Cats, Patti Smith, Thompsons Twins, …); y una serie de secuencias que ya forman parte de la cultura popular (Anthony Michael Hall enseñando las bragas como un trofeo o ese final sobre la mesa con la tarta de cumpleaños entre Ringwald y Schoeffling).
Samantha Baker (Molly Ringwald) es una joven enamorada del chico más popular de su instituto (Michael Schoeffling), el cual no parece hacerle caso. A su vez, Ted (Anthony Michael Hall), es un ‘geek’ que está enamorado de Samantha sin que esta le corresponda. El día que Samantha cumple 16 años, nadie parece acordarse de su cumpleaños, ya que todos están ocupados con la boda de su hermana mayor.
En un época en la que el cine comercial estaba destinado en su mayoría a los adolescentes (el slasher, las aventuras tipo “Los Goonies”, o el cine musical pop), John Hughes fue más allá para colocar al adolescente en el centro de la historia, mostrando sus idiosincrasias con cariño e introduciéndolo en géneros y tendencias cinematográficas como la comedia romántica de Ernst Lubitsch o ese cine melancólico sobre el paso a la edad adulta que representaron a principios de los 70 “La última película” (Peter Bogdanovich, 1971) o “American Graffiti” (George Lucas, 1973).