Director de fotografía a finales de la turbulenta década de los 60 (como el debut en el largometraje de Martin Scorsese: “¿Quién llama a mi puerta?”, 1967), Michael Wadleigh (“Lobos humanos”, 1981) se estrenó como director con este impagable documento musical del padre de todos los conciertos de rock (celebrado en agosto de 1969); 3 horas de celebración de la libertad, la paz, el arte y la juventud que sirvieron como colofón perfecto a la revolución de los ‘hijos de las flores’, la experimentación con estados alterados de conciencia e inconformismo con respecto a los cánones morales, políticos y sociales establecidos. Wadleigh se sumerge en ese microcosmos (unas 500.000 personas se reunieron en Woodstock) mostrándonos como vivían, sentían y pensaban la generación del ‘baby boom’, esa que rompió tabúes y luchó por los derechos civiles; a la vez que consigue transmitir toda la potencia y emoción de unos números musicales sencillamente antológicos.
En el condado neoyorquino de Sullivan, en el pueblo de Bethel, construyen el escenario y la infraestructura que acogerá el Festival de Woodstock. Un festival que el film recorrerá con entrevistas a asistentes y algunas de las mejores canciones que se escucharon en este, en boca de mítos del rock como The Who, Janis Joplin, Jimmi Hendrix, Jefferson Airplane o la inolvidable e intensa interpretación que Joe Cocker hizo de ‘With a little help from my friends’.
Psicodelia, contracultura y amor libre se entremezclan en un catálogo de personajes extravagantes (incluidos los músicos) pero humanos, alucinados pero cargados de razones; y una realización sencilla pero contundente que ha convertido “Woodstock” en el mejor concierto filmado de la historia, en una joya melómana con un valor histórico inestimable y en uno de esos objetos de nostalgia que evocan una época en la que la protesta y la solidaridad parecían tener sentido. Ediciones posteriores de la película (en 1994 y 2009) añadieron numeroso material inédito (con grupos que no aparecían en el original como Creedence Clearwater Revival o Grateful Dead), pero nada que pudiese superar el impacto del primer montaje.