Los últimos cuatro años de vida del gran John Huston (fallecido en 1987) nos devolvieron a un director en plena forma capaz de deleitarnos con el drama etílico-existencial “Bajo el volcán” (1984) o con la hermosa y crepuscular “Dublineses” (1987). Entre medio dirigió este divertimento, no exhento de reflexión dramática, en el que Huston se lo pasa en grande usando esta historia de gangsters y amores prohibidos (basada en la novela homónima de Richard Condon, autor también del guión) para mezclar comedia negra con drama criminal, tragedia romántica con cine negro. El texto de Condon se mira en “El padrino” (Francis Ford Coppola, 1972) creando una especie de parodia sarcástica con personalidad propia, que a pesar de ciertos defectos narrativos consigue crear, con la inestimable ayuda de Huston y el excelente reparto, una de las mejores y más originales (y olvidadas) películas que se hayan hecho sobre la mafia.
Charley Pastranna (Jack Nicholson) es un sicario de Eduardo Prizzi (Robert Loggia) del que está encaprichada la hija del Capo (Anjelica Huston, que logró el Oscar a la mejor actríz secundaria), pero la femme fatale de turno (Kathleen Turner) se interpondrá desatando la ira de la ‘famiglia’.
Arropados por una banda sonora en la que Alex North se apodera de clásicos italianos como Puccini o Rossini y por la siempre profesional fotografía del especialista en cine de acción Andrzej Bartkowiak, un catálogo impagable de veteranos interpretes característicos (Robert Loggia, Lawrence Tierney, William Hickey o John Randolph) elevan la calidad de esta extraña comedia romántico-mafiosa que logró 8 nominaciones a los Oscars (además de ser premiada en Venecia). “El honor de los Prizzi” no es “La jungla de asfalto” (1950), con la que Huston perfeccionó el cine criminal 35 años antes, pero uno puede sumergirse en sus irónicos diálogos, en sus caricaturescos personajes y en su sencilla trama y ser transportado a aquellos años 80 en los que Kathleen Turner era un ‘sex symbol’ y un clásico como John Huston aún podía hacernos un guiño cómplice.