Después de casi 20 años de carrera, 10 de ellos en EE.UU. dirigiendo a grandes estrellas como Mary Pickford o Ramon Novarro, se comenzaba a hablar del ‘toque Lubitsch’ gracias a esta jocosa e inteligente comedia sofisticada que esconde más de lo que parece tras su aparente frivolidad. Sin grandilocuentes medios, Ernst Lubitsch (“Ninotchka”, 1939, “El bazar de las sorpresas”, 1940, o “Ser o no ser”, 1942) se pasea con maestría por la alta sociedad europea con su habitual juego de dobles significados, ingeniosas soluciones visuales e interpretaciones escondidas y su dominio magistral de la puesta en escena y los recursos cinematográficos (sobre todo en una portentosa narración); forjando la comedia de enredo que tantas alegrías dio en los años 30 y 40 (de “Al servicio de las damas”, 1936, o “La fiera de mi niña”, 1938, a “Los viajes de Sullivan”, 1941).
El film cuenta como una carterista (Miriam Hopkins) y un famoso ladrón (Herbert Marshall), ambos finguiendo ser de la aristocracia, se conocen y se enamoran. Un tiempo después se cruza en sus caminos una viuda millonaria (Kay Francis) a la que roban un bolso de diamantes.
Una trama de ‘triángulo amoroso’, interpretada por estrellas de la época, adornada por el glamour y la evasión que vendía en los años 30, pero que escondía una serie de temas y unos intereses estéticos y narrativos que iban más allá de las producciones comerciales de los grandes estudios. “Un ladrón en la alcoba” nos muestra un mundo de lujo y apariencias, un escenario perfecto para el desarrollo de una serie de ingeniosas situaciones humorísticas impregnadas de sensualidad; pero Lubitsch, maestro de la sutileza, también tiene espacio para la habitual (y no excesivamente sangrante) crítica social en torno a las clases altas y la precariedad laboral que proliferó en los años de la Gran Depresión. Todo está milimetrado en “Un ladrón en la alcoba”, desde sus afilados diálogos a los movimientos de cámara, desde el desarrollo de su argumento al soterrado uso del ‘fuera de plano’ (por ejemplo esos planos de puertas que simbolizan los que hay detrás).
– Para amantes de las grandes comedias clásicas.
– Imprescindible para conocer a un director que se sigue menospreciando hoy día a pesar de ser uno de los grandes de la historia del cine.
RODAJE
Herbert Marshall, Ernst Lubitsch & Miriam Hopkins en el set de “Un ladrón en la alcoba”.
BANDA SONORA
Leo Robin, ‘Trouble in Paradise’: https://www.youtube.com/watch?v=DZ5uy-v9w5Y.
ART WORK
Poster sueco de ‘Un ladrón en la alcoba’