Durante los 90, el norirlandés Kenneth Branagh se convirtió (gracias a dirigir, escribir y protagonizar “Enrique V”, 1989) en el nuevo Laurence Olivier, en la nueva promesa del cine shakesperiano. Tras el tramposo thriller “Morir todavía” (1991) y la comedia dramática “Los amigos de Peter” (1992), Branagh regresó al célebre dramaturgo inglés con “Mucho ruido y pocas nueces”, ácida comedia de enredo que rescataba a Shakespeake para el cine comercial a base de un reparto repleto de estrellas atípicas en el género (Keanu Reeves, Michael Keaton, Denzel Washington, …), una magnífica banda sonora (compuesta por Patrick Doyle) y aires modernos. Branagh combina a la perfección el texto teatral original, rico en diálogos punzantes y situaciones irónicas, con el lenguaje cinematográfico (empleando una serie de recursos tan idóneos como bien construidos); demostrando su conocimiento y amor por ambos medios.
El Príncipe Don Pedro de Aragón (Denzel Washington) y su séquito son recibidos en una villa de la campiña italiana para que descansen y se diviertan tras la batalla.
Vitalista y entretenida, “Mucho ruido y pocas nueces” es un festival de situaciones que exploran la eterna ‘guerra de sexos’, conformada con buenas dosis de engaños, jugarretas y romanticismo; todo ello sostenido por interpretaciones frescas y astutas (la mejor parte se la llevan Branagh y la que entonces era su esposa, Emma Thompson), además de una cuidada ambientación y una fotografía en tonos pastel que intensifica el optimismo y la ligereza de toda la función. Kenneth Branagh siguió adaptando con un estilo cada vez más personal obras de Shakespeare (como su monumental “Hamlet”, 1996), pero nunca con la gracia y el éxito de esta sarcástica batalla dialéctica que redescubrió al bardo de Avon para la generación del grunge. Aún sin el prestigio de adaptaciones ‘serias’ de Kurosawa, Welles, Olivier o Polanski, el tiempo se ha ocupado de poner a “Mucho ruido y pocas nueces” en el lugar que se merece como una de las mejores y más divertidas adaptaciones de Shakespeare de la historia.