La primera (y posiblemente la mejor) de las entregas de la ‘Trilogía de la Caballería’ (completada por “La Legión Invencible”, 1949, y “Río Grande”, 1950) es otra oda a Monument Valley en forma de western de tipos duros y compañerismo en torno a un destacamento asignado en Fort Bravo durante los enfrentamientos con los Apaches tras la Guerra de Secesión. Dando mucha importancia a la recreación de la vida cotidiana de estos emplazamientos militares, John Ford (“Las uvas de la ira”, 1940, “Centauros del desierto”, 1956, o “El hombre que mató a Liberty Valance”, 1962) construye una alegoría sobre el este y el oeste (representada en los dos oficiales protagonistas) en la que también comenzó a cambiar la concepción unidimensional y sesgada que se le había dado a los indios en el cine; todo sin olvidar que las películas son productos para entretener a la platea, dandoles suficientes dosis de aventuras, acción, valor, humor y romance como para abstraernos de sus inconsistencias históricas y su idealizada visión de los mitos del salvaje oeste.
Con dos protagonistas tan carismáticos el duelo actoral está asegurado: James Stewart intepretando al teniente coronel Owen Thursday (trasunto del General Custer), un viudo ególatra y frustrado que viaja con su hija (Shirley Temple); contra John Wayne, el cual interpreta al capitán Kirby York, hombre duro pero flexible que se ve obligado a seguir las instrucciones de su superior.
John Ford vuelve a desarrollar en “Fort Apache” uno de los temas recurrentes del western: la contraposición entre el tradicionalismo y el rigor de la ‘vieja escuela’ y los aires progresistas del ‘mundo moderno’ (por una vez le toca a John Wayne ser el ‘moderno’); siempre mostrando cariño por ambos frentes, enriqueciendo el trasfondo conceptual con una poderosa puesta en escena repleta de planos modélicos e impulsando la profundidad psicológica con una serie de secundarios impagables (Pedro Armendáriz, Ward Bond, George O’Brien o Victor McLaglen) y una banda sonora emocionantemente épica (de Richard Hageman, oscarizado por “La diligencia”, 1939, también de Ford).