Aunque ya habían pasado muchos ratones por los cartoons de la Warner (incluido el claro antecedente de “Cat-Tails for Two”, 1953), el gato Silvestre, felino oficial del estudio (y acostumbrado a vérselas con canarios y canguros), tuvo que esperar hasta los últimos compases de la Era Dorada de la animación para tener a un adversario ratonil tan icónico como él mismo. El legendario Friz Freleng (“Tweetie Pie”, 1947, o “Birds Anonymous”, 1957) estuvo al frente de “Speedy Gonzales”, un frenético y desequilibrado enfrentamiento en la línea del Coyote y el Correcaminos, donde Silvestre sufre las más variadas humillaciones físicas (desde simples trampas para ratones a minas antipersona) a manos de un exultante y astuto roedor velocista. Ambientado en un entorno desértico que explota numerosos clichés sobre México (fronteras, sombreros, ferias, pobreza, el omnipresente y caluroso sol, cáctus, …), “Speedy Gonzales” también se apropia de uno de los habituales esquemas argumentales del western (el extraordinario extranjero que llega al pueblo para poner orden y hacer justicia a los desfavorecidos) para confeccionar una pequeña joya de siete minutos a base de comedia violenta, lucha contra el ‘poder’ e incorrección étnica.
Un grupo de ratones mexicanos observan una suculenta fábrica de queso al otro lado de la frontera. El problema es que está custodiada por Silvestre, un impacable e infranqueable gato. La solución es llamar a Speedy Gonzales, el ratón más veloz de México que pronto deja en ridículo a Silvestre, asaltando la fábrica de queso y quebrándolo física y psicológicamente.
Con la inestimable ayuda del talento vocal de Mel Blanc (que interpreta a todos los personajes), la partitura de Carl W. Stalling (con tres décadas a sus espaldas poniendo música a dibujos animados), los fondos de Hawley Pratt (“The Pink Blueprint”, 1966) y la carismática animación de Arthur Davis (“Bowery Bugs”, 1949) o Gerry Chiniquy, “Speedy Gonzales” logró el Oscar al mejor cortometraje (imponiéndose a otro hito del cartoon: “The Legend of Rockabye Point”, 1955, del legendario Tex Avery) y convirtió a su personaje en uno de los más exitosos de la época.
– Para coleccionistas de iconos imperecederos de los dibujos animados.
– Imprescindible para los que disfrutan con siete minutos de golpes y estereotipos.
PARA VERLO: https://www.dailymotion.com/video/x6dwybb
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