Próximamente tendremos en España la nueva versión de “The singing detective” dirigida por Keith Gordon, qué mejor momento para hablar del que es su protagonista: Robert Downey Jr. representó las drogas del atajo de mocosos y fue el único que aguantó la marcha para incorporarse a las nuevas generaciones (de hecho seguro que también ha hecho migas con la última hornada, a saber, DiCaprio, Maguire, Johnsonn, Paquin, …). Hijo de un director homónimo, fue en los años 80 el actor con más escándalos, tanto sexuales (se lo consideró una especie de excéntrico bisexual) como de drogas (sin comentarios). Dio el campanazo con una nominación al puto Oscar por “Chaplin” (que no es su mejor interpretación, que si la más vistosa), aunque todo quedó en agua de borrajas, al menos para Hollywood porque nosotros hemos disfrutado de él en “Vidas cruzadas”, “Jóvenes prodigiosos” o “Restauración”. Antes de esto habiamos visto la jeta de éste rebelde sin pelos en la lengua y con más morro que Steve Tyler en muchas películas, mayormente comedias, hablamos de los años 80, y Downey Jr. estaba sumergido en una espiral de decenas de sustancias embriagadoras (je, je).
Que Downey Jr. no es un actor de método (creo que dijo que no tenía nada que aprender de alguien que no ha triunfado como actor, refiriéndose a los profesores) lo demostró en chorradas del tipo “Air America” (paradigma de la pastelada meada con un apestoso argumento buddy movie), “Regreso a la escuela” o “La mujer explosiva” (qué recuerdos). Pero que tenía talento de sobra también quedó patente en “Golpe al sueño americano” (basada en “Less than zero” de Easton Ellis), “Vivir y morir en L.A.” (muy bien acompañado), “Escándalo en el plató” (divertida parodia de las telenovelas) o en la citada “Chaplin”. El caso es que últimamente no se prodiga en exceso, y esperemos que este nuevo papel protagonista (no tiene uno desde ” Restauración ” en 1995) lo lance a los brazos de algún Lynch, Von Trier, Coen, Waters o, ¿por qué no?, Carpenter (¿héroe de acción?).