CINEBLOG.NET

 

De vez en cuando tenemos la suerte de que repongan en cines algunas obras maestras de la cinematografía mundial (eso claro está, si vives en Madrid o Barcelona). El mes de agosto nos trae bajo el brazo una de las más rutilantes piruetas visuales de Charles Chaplin: “Tiempos modernos”.

Chaplin es un autor que no pasa de moda, ni él ni los temas que trataba (no creo que deje nunca de haber despersonalización en la industria, por ejemplo). La primera película sonora de Charles Chaplin deparó muchas sorpresas allá por 1936. Para empezar la película es toda una declaración de intenciones de Chaplin con respecto al cine sonoro (cuya permanencia siempre había puesto en duda). Chaplin sólo habla para cantar una canción al más puro estilo “guachi guachi”, sin decir nada en absoluto, no lo necesitaba, ese era su mensaje, con su retahila de gestos, posturas y ademanes nos basta y sobra para entender lo que nos tiene que decir. Una buena patada en el culo a Al Jolson, cuyos dotes interpretativos, cercanos al autismo, provocaban, seguro, la hilaridad del londinense. Y, no sólo se oye a Chaplin, también las máquinas hablan en este film, los ruidos de las fábricas, de esos engullidores aparatos orwellianos. De hecho parece sentir cierta simpatía por estos impersonales ruidos, montándolos adelantándose a Lars Von Trier en “Bailando en la oscuridad”.

La crítica a la impersonalización de un mundo que se aboca hacia el capitalismo más feroz es simplemente genial. Tres años de preparación para escribir, interpretar, dirigir y componer esta obra maestra que puso a Chaplin entre ceja y ceja de Edgar Hoover (empezó a ser sospechoso de comunista, lo que le fue produciendo más y más problemas en sus rodajes posteriores; con el fanático McCarthy fue definitivamente expulsado). Y es que tras la más sentimental “Luces de la ciudad”, Chaplin optó por la sátira social como zancadilla al poder del estado (estaba altamente asqueado por la gran depresión del 29, el hambre en el mundo, los funestos ideales que prosperaban en su querido viejo continente o la hipocresía del gobierno ante todo). Chaplin deja, junto con Paulette Goddard, de ser un vagabundo, para introducirse en estos tiempos modernos que nos han tocado vivir, en esta sociedad mecanizada que nos traga y escupe nuestros huesos, que nos exprime creando en nosotros un malestar que, menos mal, gente como Chaplin saben canalizar hacia genialidades como esta. En cine ha de estar de puta madre, pero sino (no soy yo muy exigente) pillalá en video o DVD.

 

Uso de cookies

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies