El impecable cineasta vasco Julio Medem, el cual considero que no ha tenido ningún bajón en su carrera desde la soberbia “Vacas”, se adentra en el mundo del documental con “La pelota vasca (La piel contra la piedra)”, un osado documento que trata de poner las cartas del conflicto vasco-español sobre la mesa de la imparcialidad (al menos toda la imparcialidad que un vasco es capaz de imprimir sobre este asunto) rasurada por el montaje de entrevistas, filmaciones de archivo o partidos de pelota vasca. Julio Medem intenta (y de hecho lo consigue) romper con algunos de los tópicos más arraigados sobre la idiosincrasia vasca, tópicos generados y afianzados (en su mayoría) por el gobierno. Rompe con el esquema de buenos contra malos para adentrarse en un juego caleidoscópico en el que encontramos intervenciones de muy diversa índole, desde víctimas directas del terrorismo a partidarios de ETA y su entramado. Lo que se echa en falta son las declaraciones de Aznar, Rajoy o Mayor Oreja, que al parecer no tienen nada que decir.

Y es que ese es otro de los aciertos del film de Medem, Julio Medem aboga por un espacio para el diálogo, sin tener que ser tachado de colaboracionista, o incluso terrorista en toda regla (a lo que se niega el gobierno, tal vez por miedo a conseguir algo). El film es la base de “Aitor (La piel contra la piedra)”, la próxima película de Julio Medem que verá la luz posiblemente en el 2005, en este caso abordando el género de ficción. Será la historia de Aitor un joven vasco lleno de ideales, en los años 70, y de como en la actualidad tiene que afrontar los mismos problemas en sus hijos. En definitiva, el cine como documento social recuperado al servicio del conflicto vasco, una apología de la inexistencia de verdades absolutas, una caja que contiene todo el odio y el amor hacia la tierra que lo vio nacer, pero así, sin más, sin nacionalismos fanáticos ni ansias de control, un viaje a la sección política (que no veíamos desde su ópera prima) de un director que aún ha de dar su do de pecho.