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Algo nos suena cuando vemos la segunda película del mexicano Hugo Rodríguez. “Nicotina” es una mezcla de esas estupendas películas todo-en-una-noche, debe mucho a obras maestras como “Jo qué noche” de Martin Scorsese (que quiso triunfar en la comedia el condenado, y, por contra, nunca lo consiguió) o “Cuando cae la noche” de John Landis (cuando John Landis era capaz de hacernos sentir algo más que pena al ver sus películas); en la mezcla también hay mucho del mundo de Tarantino, su diálogos y el hecho de tratar de contar cuatro historias paralelas nos remite a la obra de Quentin Tarantino, así como a Guy Ritchie o su compatriota Alejandro González Iñarritu (más cerca del entretenimiento del director de “Snatch, cerdos y diamantes” que de la trascendentalidad barroca del autor de “21 gramos”), unos valiosos diamantes y un CD con las claves de acceso secretas para un banco suizo aseguran unos mcguffins dignos, que no pueden faltar.

El film está contado en tiempo real (al parecer está de moda, Jorge Izquierdo, director de “Eva en la nube”, también prepara un largometraje, de nuevo en Murcia, cuyo argumento, en tiempo real, cuenta la espera de joven en una estación de tren) y cuenta en su reparto con actores de los dos lados del Atlántico, en representación española tenemos a la estupenda Marta Belaustegui que se las ha de ver con el ascendente Diego Luna (la auténtica revelación de “Y tu mamá también”, que está trabajando a destajo en USA) o con el ya clásico (supongo que en México lo sería antes de que yo lo conociese) Daniel Giménez Cacho (que está en “La mala educación” y de quién podeís disfrutar de una de sus más soberbias interpretaciones en la poderosa “Profundo Carmesí” de Arturo Ripstein) en el papel de un farmacéutico algo extraño.

En definitiva, una película que compararía con “Lock & Stock” (u otras de la misma índole), comparten tanto pretensiones (entretener, qué duda cabe) como es ser ambas hijas del nuevo cine que Quentin Tarantino estrenó a principios de los 90 (y que, por supuesto tiene sus ilustres predecesores, pero eso ya es otra historia, y debe ser contada en su preciso momento). Para pasar un buen rato.

 

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