Cuando somos jóvenes, no sabemos apreciar lo mas importante que tenemos en este mundo, la vida. Pero crecemos y crecemos, nos hacemos viejos, la vida ha pasado y no te has dado ni cuenta, y ahí, en ese momento, es cuando aprecias que la vida es lo mas importante. Y recuerdas cuando eras niño, el colegio, la suave piel de tu primer amor, los trabajos en los que has estado, la gente que has conocido, las risas con los amigos, etc…
No es que quiera ponerme muy sentimentalista, pero creo que es así. “Fresas salvajes” es una oda a la vida, a las maravillas que hay en ella y a todo en general. Además, en Suecia, las fresas salvajes son el símbolo de la llegada de la primavera, el renacimiento de la vida (como muy bien dice John Kobal en su libro “Las 100 mejores películas”).
“Fresas salvajes” cuenta la historia del doctor Isak Borg, de 78 años, al que van a homenajear en la universidad donde se licenció. Pero la noche anterior al viaje, tiene un sueño en el que se ve asimismo dentro de un ataúd, por lo que al dia siguiente prefiere hacer su viaje en coche. Durante su viaje se dará cuenta de muchísimas cosas, y arreglará algunos problemas.
“Fresas salvajes” es una de esas películas que te acercan a la vida, como lo fueron para mi en su momento “Amelie” de Jean-Pierre Jeunet, “Les enfants du paradis” de Marcel Carné o “Bailar en la oscuridad” de Lars Von Trier.
Yo sólo tengo 21 años, y era de las personas que no se dan cuenta de lo importante que es la vida, ni de la suerte que tenemos algunos, pero después de ver “Fresas salvajes” (que además se que la voy a volver a ver un montón de veces) me dí cuenta de que la muerte está ahí, y no es tan lejana como creemos, todo lo contrario, incluso está mas cercana aún que la vida, porque la vida pasa, pero la muerte siempre estará ahí esperándonos, y por esto mismo hay que disfrutar de la vida que poseemos y de todo lo que tenemos (en especial del cine, jeje).
“A quien le gusta la vida, le gusta el cine” ( Francois Truffaut ).