Todos tenemos miedo a morir, es un hecho (habrá quien piense que no, pero verás como se agarra a la vida en una situación dañina para su integridad) , no es algo que les pase solo a los ricos, a los pobres, a los beatos o a los impíos, no es cuestión de clases, es cuestión de supervivencia. Nos sentimos mucho mas tranquilos cuando creemos que podemos controlar los factores que nos llevan hasta la muerte. Por desgracia en el mundo moderno en el que vivimos (un mundo donde empresarios podridos de dinero controlan países, donde Britney Spears es modelo de millones de niñas, y tantas otras se prostituyen de muy diversas maneras) la seguridad de poder evitar nuestra muerte es solo un espejismo (como la democracia o la originalidad del cine de terror oriental), es una mentira puesta ahí por los que mueven los hilos para que la gente no salga de sus casas corriendo, agitando los brazos en alto, básicamente porque si la gente hiciese esto seria difícil que pudiesen comprar Coca-Cola o muñequitos de Star Wars a la misma vez.

Y de esto habla Stanley Kubrick en “¿Telefono Rojo?, volamos hacia Moscu” (algún día me gustaría conocer en persona al tipo que ideó el titulo español), de esa falsa seguridad. Nosotros estamos tan tranquilos sentados en casa, despotricando sobre Smallville, jugueteando con un pezón de alguien que hay a tu lado, esperando lo próximo de David Cronenberg, riéndonos de Penélope Cruz y de su periplo americano, drogándonos y pensando en si habrá un mas allá , mientras que en realidad el equilibrio mundial es solo firme e inquebrantable en la mente calenturienta de algún ignorante. La verdad es que lo que hay detras del equilibrio mundial son tipos, tan o mas depresivos, extraños, vagos, alegres, cobardes, lujuriosos, viciosos, gilipollas, … que nosotros mismos. Que tuviesemos que bebernos nuestra propia orina para sobrevivir seria tan fácil como que un militar colgado se vuelva loco y decida que los comunistas tienen que morir (ya, bueno, en la actualidad los comunistas también le pulen el culo al eje del bien, jeje, pero la situación de finales de los 60 y la de la cruzada de Bush son análogas).

Y es que no hay film de Kubrick sin un concepto jugoso detrá s, a partir del cual crear todo ese andamio increiblemente preparado, cuidando todos los detalles, y no dejando nada sin sus puntos y sus comas. La unica incursión de Stanley Kubrick en la comedia ( sin duda es algo discutible que esta sea la unica comedia de su filmografia, solo hay que transgredir un poco la percepcion normal, es divertido ), como no podia ser de otra manera, demuestra que ya tenia suficiente oficio como para dirigir lo que le echaran a las costillas ( habria sido curioso que hubiese hecho algunas peliculas de encargo, por ver que pasaba ). La cerebralidad y el control total sobre lo que va a pasar en cada momento toma aqui un matiz distinto gracias a Peter Sellers ( los demas interpretes tambien estan estupendos, George C. Scott, que no sé que personaje es mas paródico, este o el ” Patton ” o Sterling Hayden, con quien ya habia trabajado en los 50 ), y a algunos momentos verdaderamente memorables ( no hace falta destacar, en su papel de Dr. Strangelove, la escena en la que no puede controlar su brazo, que intenta hacer el saludo nazi ) de improvisacion y de elaboracion del personaje, divertidisimo en el papel de Mandrake, e ironiquisimo en el papel del presidente, un bobo que se deja llevar por toda la troupe cirquense de la que se compone el gabinete ( un militar y un payaso no estan tan lejos en realidad ).

La vida y la muerte, el cine y la realidad, el pasado y el presente, Kubrick y Sellers, inseguridad, miedo, angustia, fanatismo, economia como paradigma de pensamiento, odio al distinto, amor a las armas que te dan seguridad en tu entorno vital, apoyo en las urnas, ignorancia, sueldos ingentes y, por que no?, el azar, el relativismo que empapa a todo en lo que el ser humano tiene algo que ver, un dia te levantas y todo esto se ha terminado, una pena, con lo bien que lo estaba pasando.