¿POR QUÉ ES CINE DE CULTO?

* Por su desprejuiciada apropiación de clichés del cine de acción de los 80.

 

* Por su delirante argumento.

 

* Por su ridícula ultraviolencia.

 

* Por sus típicos personajes unidimensionales.

 

* Por su  pésima calidad técnica y artística.

 

Tras varios deplorables films de explotación realizados directamente para ser distribuidos en videoclubs, David A. Prior fundó junto a David Winters, Bruce Lewin y Peter Yuval la Action International Pictures, una de las más cutres cunas del cine palomitero y oportunista de los 80. En poco más de un lustro y con presupuestos realmente ínfimos, habían producido más de una veintena de películas de ciencia-ficción, fantasía, acción y terror; pero las joyas de la corona eran los ridículos films seudo-bélicos de Prior: “Mankillers” (1987) y su escuadrón femenino de agentes de la CIA; “Jungle Assault” (1989) y su lucha con el comunismo guerrillero; o “Presa mortal”, en la que se dan la mano dos irresistibles estándares temáticos como son la ‘caza del humano’ y el ‘one man army’. Saqueando sin ningún talento ni criterio (ni dinero) algunos de los aciertos más dudosos de “Acorralado” (Ted Kotcheff, 1982) o “Rambo” (George P. Cosmatos, 1985), David A. Prior escribió y dirigió esta exhibicionista y violenta serie Z de acción improbable que ha pasado a la posteridad como una imprescindible comedia involuntaria de culto; una auténtica delicia para amantes del cine más descacharrante que no da descanso al buscador de ‘errores’.

Con el apoyo de un hombre de negocios sin escrúpulos (el rancio sex symbol de los 50 y 60, Troy Donahue), el coronel Hogan (David Campbell) está formando un ejército de mercenarios en un paraje no muy alejado de la ciudad de Los Angeles. Para entrenar a sus hombres, se dedica a secuestrar a civiles para cazarlos en el bosque. Pero su última presa resulta ser Mike Danton (Ted Prior, el hermano cachas del director), un ‘supersoldado’ excombatiente de la Guerra de Vietnam, entrenado por el propio Hogan, que pondrá en dificultades al ejército. Mientras tanto, tras la desaparición de Danton, el padre de su mujer (el veterano todoterreno Cameron Mitchell) decide buscarlo por su cuenta; y no tardará en toparse de frente con el ejército de Hogan.

Puede que “Presa mortal” desprenda ese tono ultraviolento y fascistoide típico de los productos de acción de Charles Bronson o Chuck Norris (matar al malo siempre está justificado); que se tome demasiado en serio a sí misma; que su argumento sea tan delirante como mal planteado y desarrollado (imposible enumerar todos los fallos de guión); que los actores sean sencillamente ‘figuras de acción’ humanas (e interpreten como tales) al servicio de unos roles que convierten al Braddock de “Desaparecido en combate” (Joseph Zito, 1984) en Hamlet; que el protagonista vista demencialmente gay (un héroe de acción con el torso desnudo y unos mini pantalones vaqueros recortados); que los efectos especiales (las explosiones) provoquen sonoras carcajadas; que las situaciones propuestas obliguen al espectador a pensar que la película está ambientada en un universo paralelo; o que Prior ni siquiera sepa sacar partido de algunos de los clichés de género de los que se apropia. Pero es que este divertido compendio de tópicos del cine malo (heridas que se curan espontaneamente, malos sin puntería, fallos de raccord, de eje, …) contiene algunas de las escenas más bizarras y cutres de la historia del cine (como ese enfrentamiento final con el malísimo teniente de las gafas de sol, con desmembramientos y recolección de cabelleras incluida). Su secuela (“Deadliest Prey”, 2013, de David A. Prior), merece una reseña aparte.

 

– Para los que saben que algunas películas muy malas pueden ser más entretenida que otras muy buenas.

– Imprescindible para coleccionistas del cine de culto ochentero más destartalado.