Ni que decir tiene que puestos a ponerse de lado de alguna de estas parejas de hermanos metidos a directores (y productores o guionistas de cine) yo me quedo con los hermanos Coen. Y no es por nada pero los Wachowski (si es así como se escribe) no tienen un curriculum excesivamente importante ( las revistas de cine se han encargado de ensalzar su escasa filmografía, por otro lado nada del otro mundo, con miras al estreno de “Matrix reloaded”). Mientras que los Coen no han realizado ni una sola película mala (y hablo de ocho o nueve largometrajes incluyendo “El gran salto”), y siendo realmente coherentes con su manera de hacer cine (negro, a excepción, tal vez, de “Oh brother”) desde su “Sangre fácil”, los Wachowski (si es así como se escribe) en sus dos largos han sido bastante más heterogéneos: “Lazos ardientes” es un thriller erótico que podría haber dirigido ( y escrito ) cualquiera. No digo que “Matrix” sea un bodrio (aunque es cierto que goza de cierta suerte inherente) pero no le llega ni a la suela de los talones a “Barton Fink” o “El hombre que nunca estuvo allí” (verdaderas reflexiones sobre las visicitudes humanas). Simplemente os recomiendo que antes de volveros locos por la ciber-realidad impuesta por los Wachowski (si es que es así como se escribe), echéis un vistazo a los años 30-40-50 (“Muerte entre las flores”, “Barton Fink”, “Oh brother”, “El gran salto” o “El hombre que nunca estuvo allí”) de los Coen (o a “El gran Lebowski” o “Arizona baby” o su estravagantemente hilarante guión para el film de Sam Raimi “Ola de crímenes, ola de risas”).