No se puede pasar sin comentar el último prodigio técnico de los que actualmente son los más grandes genios de la animación por ordenador: el estudio Pixar. “Buscando a Nemo” es toda una gozada en 3-D, como ya pasaba en las anteriores entregas de animación pixeliana te olvidas por momentos que estás viendo una imagen plana (no solo en el cine sino también en el ordenador del animador) e imaginas que son muñecos de latex o plastilina los que nos deleitan con cabriolas y jaranas. Y es que John Lasseter y compañía tienen el dinero y el tiempo para perfeccionar hasta la extenuación el más mínimo detalle (y lo digo por las recientes producciones españolas de animación), pero no estoy tan de acuerdo con los comentarios que he oido sobre su argumento.
Desde “Toy Story” a “Buscando a Nemo” está claro que la carga de madurez en los guiones ha sido, más o menos, la misma, pero no creo que sea como para tocar campanas. Está claro que Andrew Stanton (también director) o David Reynolds han incluido en el film gags que gustan a los adultos ¿y qué?, ¿es que una película para niños es una película con chistes sin sustancia y personajes babasónicos que no pueden encadenar dos palabras sin decir una gilipollez o llamar a su mamá? Me parece que nos estamos confundiendo, “Buscando a Nemo” es una buena película, impecable técnicamente, pero de ahí a que el guión se pueda considerar adulto hay un largo trecho, el guión es infantil-juvenil (de los entretenidos, eso si) y si no pueden estar seguros que esa oscura ironía que destila la película sería una sorna mucho más explícita e incómoda (como corresponde a un buen film que toque esas teclas), que el humor maduro recurriría más al sexo (y no al sexito) y no a la escatología (aunque mirándolo bien es lo mismo). Bueno, mientras que nos ponemos de acuerdo podemos disfrutar de lo que es común (casi todo debería ser común) a adulto y a no adultos, la belleza inerente a ideas (la belleza de las imágenes ya está fuera de toda duda) como la del fantasmagórico bosque de medusas o el vertiginoso ritmo de la película, refrescante y vitalista al unísono.