Los amigos se acordaban de él: Coppola lo llamó para el sabroso papel de loco come insectos (Renfield) en “Bram Stoker’s Dracula” una superproducción que hace temblar de nuevo la economía de Coppola (aunque esta vez resulta un éxito); y Jarmusch se acordó de él para la tercera parte de “Coffe and cigarrettes” (1993) en la que Waits conversaba con Iggy Pop (ambos interpretandose a si mismos). Y ese mismo año, en 1993, llegó el que posiblemente sea su mejor papel, el de chofer de limusina alcohólico y con problemas maritales (con una estupenda Lily Tomlyn) que van del abuso a menores a los simples celos, en “Short Cuts”, el fresco californiano parido por Robert Altman sobre cuentos cortos de Raymond Carver. Sobre este rodaje se rodaría un documental, inédito en España (¿qué creíais?) llamado “Suerte, verdad y ketchup” en el que también participaba. En 1998 participó en otra rareza digna de citar: “Fishing with John”. Como compositor y actor intervino Waits en este film al servicio de John Lurie (actor y compositor, al igual que Tom, de los primeros films de Jim Jarmusch, Wim Wenders o David Lynch). La extraña e incomprendida oda a los superhéroes llamada “Mistery men” fue la siguente película de Waits, interpretando al tópico Dr. Heller se lució y se divertió.
En los último años no se ha prodigado en exceso, tal vez preparando esos dos discos que ha sacado simultáneos (“Blood money” y “Alice”) o tal vez descansando su blusero cuerpo de los golpes de la vida. El musical erotico-dramático dirigido por la documentalista Barbara Kopple o la fallida “Cadillac tramps” de Thomas Sjund son las últimas películas en las que podríamos ver aparecer la cara de neandertal asqueado que este genio de los sonidos aparentemente inacordes. Esperemos que aún esté muy lejos el final de una carrera tan interesante como sólida, solo queda esperar que algún día tenga un protagonista a su altura (borracho, vagabundo, motero bohemio, alcohólico y un largo etcetera de papeles a los que daría vida con los ojos cerrados), ¿qué tal una biografía de Charles Bukowski, bueno aquí queda mi consejo, y pillaros el “Frank’s wild years” anda.