Un amor abandonado que crea resentimiento y ciertas trifulcas territoriales se aderezan con años y años de rencor acumulado, y de ahí sale la matanza de Puerto Urraco (máximo exponente del terror de la España profunda, de esos pueblos por los que no pasan los años), matanza que ahora Carlos Saura (irregular como pocos) lleva al cine con guión (quien lo diría) del escritor y cineasta Ray Loriga. Eso si, cambiando nombres, edades, fechas y lugares.
Carlos Saura vuelve a ese cine realista de alto contenido psicológico que tantas alegrías le ha dado en el pasado (no digo yo que sus celebrados films musicales no sean buenos, pero a mi me dicen pocas cosas, más admiro “Los golfos”, “La caza” o “Deprisa, deprisa”), esta vez contada la historia desde el punto de vista de una niña superviviente de la matanza de Puerto Hurraco, lo que le da un tono de cuento de hadas macabramente pueblerino. Victoria Abril (que vuelve a un papel a su medida después de diversas vanalidades), Jose Luis Gómez (premio al mejor actor en Cannes por “Pascual Duarte” hace casi 30 años), Juan Diego (al que vimos hace poco como padre de incógnito en la miniserie de Benito Zambrano “Padre coraje”) y Ramón Fonserá (que últimamente ha sido Franco para Els Joglars y fundador de la falange para David Trueba ) son los principales intérpretes del film, secundados por Carlos Hipólito (“Mi hermano del alma”), Eulalia Ramón (“Goya en Burdeos” y pareja de Carlos Saura) y los jóvenes Yohana Cobo (desde cuyo punto de vista se vertebra la película) y Oriol Vila.