No conocía la serie de televisión más que por algunas imágenes que he visto en otros programas, pero me encantó “Starsky y Hutch”, no estoy diciendo que sea un peliculón, pero desde luego hay pocos que puedan garantizar una buena comedia estadounidense (al margen Woody Allen) como la última generación del Saturday Live.

Al excelente Mike Myers se une un correcto Adam Sandler y, por supuesto el último exponente del personaje que trata de dar pena y provocar risa poniéndose en ridículo sin parar, Ben Stiller, no importa quien lo dirija (en este caso Todd Phillips, quien dirigiese “Viaje de pirados”) o quien sea el autor del guión (John O’Brien, Todd Phillips y Scot Armstrong) su cara de perdedor sosaina nos hace gracia (y es que él fue quien pensó en este director), tal vez porque al verlo pensamos que hay gente más patética que nosotros. La pareja formada por Ben Stiller y Owen Wilson (el cual es una especie de antítesis de Stiller, más estirado, más ¿guapo? y refinado) encaja a la perfección, como ya demostraron en “Zoolander”, principalmente (aunque también en “Los Tenenbaums” o en “Los padres de ella”).

La película también está plagada de giños a la cultura de los años 70, de cameos más o menos largos y de secundarios aceptables. Tenemos a Juliette Lewis interpretando a la putita amante del narcotraficante, un acertado Vince Vaughn, a Carmen Electra y Amy Smart de animadoras prendadas de los protagonistas, a Chris Penn (con, cada vez, más kilos), a Fred Williamson (estrella de los films de blaxplotation de los 70) y los mismísimos David Soul y Paul Michael Glaser. Todos ellos y más embarcados en un chiste de hora y media sobre dos homosexuales que creen que solo son amigos (por supuesto Stiller es el pasivo y Wilson el activo), un divertimento digno para unos y un ejercicio de añoranza para otros.