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Desde 1923 hasta los años 50, Tom Tyler (1903-54) protagonizó más de 150 películas, en su gran mayoría interpretaba a un cowboy de nombre Tom, que libraba a algún pueblo del inmoral cacique local, que cabalgaba por las praderas de Monument Valley sin miedo a los indios y tocaba su guitarra por las noches junto a una hoguera mientras los coyotes lo acechaban desde la oscuridad. Esta iteración casi obsesiva de un mismo rol, demuestra que las sagas cinematográficas no son nada nuevo, que hayan tomado en las últimas décadas carácter de trilogía es algo que se debe a la simple estilización de la modernidad, a la alargada sombra de “La guerra de las galaxias”. En “Piratas del Caribe: En el Fin del Mundo” tenemos el enésimo ejemplo de trilogía moderna, cuando la primera parte se encumbro en todo lo alto de las taquillas, ¿qué decidieron los productores?, no hacer otra parte como habría sido normal, no, decidieron hacer una trilogía, parece ser el trío el conjunto perfecto, el que nos alegra la vida, el que siempre hemos soñado, pero ¿en virtud de qué?

Esta tercera parte de la trilogía Disney, basada, por cierto, en una atracción de DisneyLand, no trae nada nuevo, lo cierto es que la segunda entrega tampoco traía bajo el brazo ninguna novedad, así como no habían excesivas novedades en las 300 películas que Tom Mix (1880-1940) protagonizó desde 1910 a 1935, disparos y persecuciones en caballo a ambos lados del Río Pecos. Supongo que no importa que las aventuras de Jack Sparrow y su séquito no vengan cargadas de originalidad, sus fans quieren ver otra vez lo mismo, quieren conocer el final de la historia. Tendremos toda una avalancha de efectos informáticos, piratas embrujados, duelos a espada, monstruos marinos y fantasmas con asuntos pendientes, todo al servicio de un argumento que se perfila irremediablemente como una apología de la piratería.

En esta tercera entrega Elizabeth (Keira Knightley, que ya no es la actriz novata que llegó a “Piratas del Caribe: La Maldición de la Perla Negra”, pero tampoco hay que sonar las palmas aún) y Will (Orlando Bloom, parece haberse desencasillado de su papel de Legolas, aunque para mi, su apellido sigue siendo aún su mejor definición) se alían con Barbossa (Geoffrey Rush, sin duda, la gran figura actoral del film) para rescatar a Jack de los mismísimo dedos quebradizos de la muerte, para ello se adentran en el Mar de China, donde se encontrarán al corsario Sao Feng (interpretado por Chow Yun-Fat, el Rey de Siam en el film de Jodie Foster, o actor fetiche de John Woo en sus orígenes en Hong Kong) y a toda una retahila de tópicos de piratería, Henry Morgan, la Isla Tortuga, los calamares gigantes y el salitre en las venas.

Roy Rodgers (1911-98) completa el trío vaqueros que hicieron su propia saga, más de un centenar de películas entre 1935 y 1950, con su inseparable guitarra con la que solucionaba los problemas financieros de todos los ranchos que se ponían en su camino. Poco separa a ese truhán de buen corazón que interpreta Johnny Depp bajo las rastas y el cuidadísimo vestuario piratil, de los prototípicos llaneros solitarios que cruzaban los Estados Unidos en busca de aventuras y fortuna, Jack Sparrow cruza los siete mares buscando los mismo, con la pose chulesca de Randolph Scott o Gene Autry y el carisma de John Wayne.

“El Retorno del Jedi” ha quedado para la posteridad como la más infantil de la trilogía galáctica, “El Padrino III” como un bochorno vergonzoso, “El señor de los anillos: El retorno del Rey” como una obra cumbre del cine de aventuras, “Regreso al Futuro 3” como una película para frikis, la gente casi ha olvidado “Terminator 3”, pero recuerdan “Mad Max: Más allá de la cúpula del trueno”, les encantó “Indiana Jones y la última cruzada”, pero odian “Matrix Revolutions” y “Parque Jurásico 3”, tanto “Rambo III” como “La jungla de cristal: La venganza” cumplieron sus propósitos, lo que no se puede decir tanto de “Mission Imposible III” o “Poltergeist 3”. En cuestión de broches de cierre de trilogías yo me quedo con “El ejército de las tinieblas”, con el “Rojo” de Kieslowski o con la magistral “El bueno, el feo y el malo” (la llamada trilogía del dólar, compuesta por “La muerte tenía un precio”, “Por un puñado de dólares” y la citada), ¿sabeís qué trío os interesa verdaderamente a vosotros?

 

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