SINOPSIS: Cuando les roban la televisión, Beavis y Butt-Head (ambos interpretados vocalmente por Mike Judge) se ven obligados a abandonar la seguridad de su sofá. En sus intentos por conseguir otra tele, se verán envueltos en numerosos enredos a lo largo de EE.UU.
COMENTARIO: Descerebrados, amorales, obscenos y amantes del rock duro, Beavis y Butt-Head atrajeron la atención del público de la MTV de los 90 desde su primera aparición (el corto “Frog Baseball”, en el programa “Liquid Televisión”). Pronto obtuvieron su propia serie homónima (1993-97), un enorme éxito que los convirtió en iconos de la animación para adultos y en auténticos fenómenos culturales (no exentos de polémica). En “Beavis y Butt-Head recorren América”, el director y guionista Mike Judge (“Trabajo basura”, 1999, “Idiocracia”, 2006, y las series “El Rey de la Colina”, 1997-2010, o “Silicon Valley”, 2014-19) abandona los reducidos elementos de la serie (que consistía básicamente en visionados de videoclips con comentarios de los protagonistas y breves secuencias de animación) para adoptar la forma de una road movie en la que ir hilvanando paradas donde desarrollar su humor políticamente incorrecto y su crítica visión de la sociedad. Destaca también la secuencia animada, psicodélica y satánica, dirigida por Chris Prynoski (“The Amazing Screw-On Head”, 2006, o la serie “Metalocalypse”, 2006-13).
Divertida sátira a base de estupidez extrema, lenguaje malsonante, comportamientos censurables, lascivia adolescente y un catálogo de personajes secundarios (con cameos de Bruce Willis, Richard Linklater o David Lettherman) que ahonda en las obsesiones, los miedos, los vicios y las debilidades de los estadounidenses. Y es que en “Beavis y Butt-Head recorren América”, Judge enfrenta a sus protagonistas con el mundo exterior (con ‘América’) y por contraste terminamos sintiendo cariño por estos frikis del metal (en la banda sonora encontramos a AC/DC, Ozzy Osborne, White Zombie, Rancid o Butthole Surfers), vulgares, indeseables e incultos, que en el fondo no son más que almas cándidas obsesionadas con la televisión, el sexo y la comida rápida.
Imprescindible para amantes de las sátiras sociales y las road movies.
Desaconsejada para los que no toleren la idiotez adolescente.