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SINOPSIS: La URSS ha reducido EE.UU. a un paraje desolado. La única ciudad en pie es Lost Vegas. Cuando Elvis, muere todos los músicos supervivientes emprenden un viaje para convertirse en sucesores del ‘Rey del Rock & Roll’; entre ellos Buddy (Jeffrey Falcon), un solitario bebedor y vagabundo que se maneja igual de bien con la guitarra que con la katana.

COMENTARIO: El desconocido director Lance Mungia (“El cuervo 4: La plegaria maldita”, 2005) rodó con poco dinero y durante unos cuantos fines de semana (el niño protagonista tenía que ir a la escuela entre semana) esta joya de culto del cine post-apocalíptico que, a pesar de sus evidentes torpezas narrativas (se va haciendo un poco repetitiva en su último tramo), nos ofrece una de las experiencias cinematográficas más insólitas del cine de los 90. Si fusionamos “Mad Max 2” (1981) con “Shogun Assassin” (1980), le añadimos un ‘leit-motiv’ temático entorno a una lucha casi sobrenatural entre el Rock & Roll de los años 50 y otras tendencias musicales (como el country western, el hip-hop y, sobre todo, el Heavy Metal) y lo aderezamos todo con trepidantes escenas de acción, fantasía (esa muerte, trasunto del guitarrista de los Guns’n’Roses: Slash, que persigue al protagonista), comedia, aventuras, una serie de simbolismos entrañables, un argumento trasunto de “El Mago de Oz” (1939) y una buena cantidad de cinefília freak; el resultado sería “Holocausto Samurai”.

Paisajes entre los desiertos de John Ford y una escombrera de Tatooine, enmarcan y contextualizan este viaje inicíatico-elegíaco-legendario en el que un trasunto de Buddy Holly, interpretado por un experto en artes marciales que ya había trabajado en diversas produciones de Hong Kong, descubrirá que lo importante del periplo no es el destino, sino el camino. Estimulante recorrido cinéfilo que nos lleva desde las producciones de los Shaw Brothers hasta “El Topo” (1970), de “1997: Rescate en Nueva York” (1981) a “Indiana Jones y el Templo Maldito” (1984), con la música del grupo ruso-americano de rockabilly y surf rock Red Elvises como vibrante acompañamiento. Una auténtica delícia oculta, única e inolvidable.


Imprescindible para amantes del rock & roll y el cine post-apocalíptico.
Desaconsejada para integristas del cine clásico sin mestizar.

 

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