SINOPSIS: Jeff Taylor (Kurt Russell) y su mujer Amy (Kathleen Quinlan) son un matrimonio que se dirige a San Diego a través del desierto. Tras sufrir una avería, Amy va a pedir ayuda con un camionero (J.T. Walsh) mientras Jeff se queda en el coche. Y aquí comienza la pesadilla.
COMENTARIO: Modesto pero efectivo artesano de cine de acción, Jonathan Mostow (“Terminator 3: la rebelión de las máquinas”, 2003, o “Los sustitutos”, 2009) firmó su mejor película con este thriller trepidante y agobiante; un film opresivo y paranoico salpicado de drama y acción que a pesar de ser un producción del matrimonio Dino y Martha de Laurentiis, tiene espíritu de Serie B (por su falta de pretensiones, su condición de entretenimiento puro y su apuesta por los juegos psicológicos más que por la pirotecnia). “Breakdown” es una Road Movie de suspense que paradogicamente utiliza los espacios abiertos de las interminables carreteras de Arizona y Nuevo México (tan bellos como hostiles) para crear una atmósfera claustrofóbica. El propio Mostow es coautor de un guión sencillo (esa es una de sus grandes fortalezas) pero donde se dosifican perfectamente los golpes de efecto y en el que no abusa de los habituales giros de guión de este tipo de películas (es difícil no recordar todo un subgénero de ‘road thrillers’ que va de “El diablo sobre ruedas”, 1971, a “Carretera al infierno”, 1986).
Que este film vocacionalmente humilde resulte un producto francamente sólido, atractivo y reivindicable, se debe también a un estupendo Kurt Russell (secundado por característicos como J.T. Walsh, Kathleen Quinlan o M.C. Gainey) interpretando al típico hombre corriente enfrentado a una situación excepcional, donde la impotencia y la desesperación funcionan como elementos que enganchan y perturban al espectador. Además cuenta con un buen trabajo de iluminación y cámara a cargo del veterano Douglas Milsome (“La chaqueta metálica”, 1987, o “Robin Hood. Príncipe de los ladrones”, 1991), que ayuda a crear tensión a plena luz del día; y una inquietante banda sonora del prestigioso Basil Poledouris, que sabe extraer el misterio de los paisajes desérticos.
Imprescindible para buscadores de pequeñas joyas del suspense.
Desaconsejada para fanáticos del cine más amable.