Nunca es tarde para recuperar a esta excelente actríz (de hecho lleva actuando poco tiempo, desde la excepcionalmente realizada “Rompiendo las olas” de Lars Von Trier) inglesa. Y es que el otro día vi a altas horas de la noche en La 2 “Hilary y Jackie” un drama sobre dos hermanas, ambas músicas, y de sus tiras y aflojas. Yo sólo la había visto en el citado film de Von Trier (donde, todo sea dicho, ponía los pelos de punta, tanto cuando era feliz, más feliz que nadie, hasta cuando estaba triste, y te preguntabas porqué le tenía que pasar eso a ella). También descubrí, bajo un pelo rubio chillón, a Emily Watson en “Gosford Park”, la última película del maestro Altman. Aunque no la he visto (y Dios me salve de pagar por ello), podemos verla en la reciente “Dragon Rojo” o en “Metroland” (un poco más recomendable) con el guaperas de Christian Bale (¿o era Brad Renfo?, me la suda). La mezcla entre fragilidad y picaresca que destila la figura de la Watson es su mejor baza a la hora de meterse en la piel de personajes vulnerables o personajes que tras su vulnerabilidad esconden una cara desconocida. Sigan su carrera, pues merece la pena.
15 May, 2003