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Cuando terminas de ver “Dogville” (la última película de Lars Von Trier) sales del cine con la sensación haber visto algo importante, algo que no se te va a olvidar así como así, de hecho esa impresión comienzas a tenerla conforme comienza la película, cuando te das cuenta (supongo que gente más enterada ya lo sabría) de que todo el film está rodado en un mismo escenario, un escenario que representa la totalidad del pueblo, un escenario de parqué en el que se sitúan todas las casas (con paredes invisibles, eso si), la iglesia y hasta un molino, una mina y un pequeño puente que cruza por entre unos arbustos que dan bayas. Lars Von Trier no oculta su película tras ese halo de realismo que todo el mundo quiere dar a sus films, Von Trier nunca oculta que estamos viendo una película, nos lo dice cuando Nicole Kidman recoge bayas de unos matorrales pintados en el suelo, cuando vemos como se ocultan de la policía en una mina al aire libre (lo que tiene de mina es que en el suelo pone que es una mina), o cuando vemos que tras una ventana no hay una bella vista, sino la pared del escenario. La sensación de estar viendo una obra de teatro se disuelve en seguida.

Los habitantes de este plano (sus casas son cuadrados pintados en el suelo con sus nombres) envueltos en sus simples vidas dejan brotar toda una trama tan activadora como las anteriores tramas del fundador del Dogma 95. El plantel de actores es extensísimo, a una Nicole Kidman bastante apropiada se unen Ben Gazzara (en un simpático, aunque al final nadie es simpático en Dogville, rol de ciego coqueto), Stellan Skarsgard en el papel más duro del film o un Paul Bettany como el sumul de la racionalidad aplicada a la vida cotidiana, el filósofo de Dogville, un cazador cazado que ve como todo pasa ante sus morros. En definitiva, estamos ante una película excelente argumentalmente hablando, trata temas importantes y en profundidad, cosas de las que parecen haberse olvidado los demás escritores. Y técnicamente estamos ante otra osadía de Lars Von Trier, otra declaración de intenciones, cualquiera puede hacer una película decían con el Dogma 95, aquí riza el rizo pasando por encima de las reglas Dogma. Seguiremos su camino.

 

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