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Creo que ya ni yo ni nadie puede poner en entredicho el hecho de que Achero Mañas es el director más interesante de su generación (junto con Fernado León de Aranoa). Forjada una carrera (algo deslavazada, discontíua e irregular) como actor, aprendió todo lo que consideraba necesario y se lanzó a la dirección de cortos con “Metro”, volviendo a este mundo de infantes suburbiales (y no tan suburbiales) en el inspirado “Cazadores” y, en cierto modo en su “Paraísos artificiales” (que explotaba como los demás la idea del documental ficticio, pero desde un punto de vista más estructurado). Con “El bola” maximizó este universo abordando el tema del maltrato a menores. Y, por último ha sorprendido a propios y extraños con esa mágnífica oda a la pérdida de la inocencia artística llamada “Noviembre”.

Todo el mundo esperaba algo más lineal con su anterior filmografía, pero supongo que de esa misma idea de ser original y no fragmentar el discurso autoral habrá nacido esta “Noviembre”. Un grupo de jóvenes actores que confunden sus roles ficticios con sus personalidades reales (sobre todo por el hecho de que las interpretaciones a pie de calle que realizaban para tratar de provocar al público acercándose a él íntimamente las llevaban a cabo ellos mismos), en ambas dimensiones son jóvenes y con ganas de triunfar, tienen ganas de hacer algo original, que nadie haya hecho antes, son idealistas (supongo que en el film más que en la realidad, aunque sólo sea porque algunos del film nunca dirían que si a un proyecto cinematográfico) y, sobre todo, son carne de cañon. Carne de cañón en el sentido de que tarde o temprano caerán rendidos a las exigencias de una realidad que no acepta los idealismos, que los tacha de ingenuos e inservibles. Achero Mañas nos muestra la necesidad de que existan esas personalidades idealistas que, después de todo, son las que mueven el mundo, pero no nos oculta el reverso de ésto, el hecho de que los objetivos idealistas no tienen fundamento en la realidad (¿alguien puede seguir al pie de la letra los mandamientos de Noviembre?). Pero aunque no puedas cambiar el mundo, si que sirven para cambiarte a ti (que, que duda cabe, tu eres tu propio mundo).

Por último destacar el reparto de actores jóvenes. A la cabeza un Óscar Jaenada que me parecía tremendamente insulso, pero que me agradó sorpresivamente en el film y un Juan Díaz que puede convertirse en el Arturo Fernández (ya me entendeís) del siglo XXI. Ni que decir tiene que Ingrid Rubio está tan estupenda como Héctor Alterio correcto. Achero ¿para cuando la próxima?

 

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