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Tim Burton trata de salir del pozo de la mediocridad al que lo lanzó la desconcertantemente burda “El planeta de los simios” (y ese final motivo de burla hasta que sea motivo de culto paródico), y trata de salir apelando a ese mundo de lirismo tarado y mutante que tantas alegrías le ha dado.

“Big fish” es la adaptación de una novela de Daniel Wallace en la que se debaten temas como el conflicto paterno-filial o la lucha entre la realidad y la ficción. Busca, Tim Burton, incesantemente aquella magia que otrora poseía a raudales. Creyó ver en el libro de Wallace una materia prima perfecta para dar un recital, para demostrar que él es el único capaz de imprimir a un producto ese sello tan personal basado en la poesía bizarra, en los personajes extraños introducidos en situaciones tiernas pero ladinas. Pero sólo lo consigue a medias. Es “Big fish” una película apreciable, pero vista desde fuera te das cuenta de que este libro, en manos del Tim Burton que vivía entre “Bitelchús” y “Eduardo Manostijeras” habría significado una obra maestra inconmesurable, una oda a la fantasía más visceral. En manos del Tim Burton post-simios no es más que un film medio logrado, es la casi-patética búsqueda de Tim Burton por Tim Burton, es un intento de no hacerse adulto, una lucha por volver a sus raices (cuando, tal vez, la solución esté en evolucionar a conceptos más complejos), para lo que sería conveniente (ahora que puede) distanciarse de los grandes estudios.

El elenco de actores, también ayuda mucho a poner el film por encima de la media. Ewan McGregor y Albert Finney interpretan el mismo personaje (Ed Bloom) en dos momentos temporales distintos (y es que, se parecen los condenados). Billy Crudup es el hijo de Ed Bloom que lo visita en su lecho de muerte (ejem… enfermedad), reprochándole que siempre le contase historias fantásticas diciéndole que eran ciertas. Jessica Lange es la madre y Danny de Vito o Steve Buscemi son personajes de las historias de Ed Bloom (al igual que Helena Bonham-Carter, actual pareja de Tim Burton, que tiene, nada menos, que dos papeles). Así, estamos ante una película que hay que ver, pero que podía haber sido una obra maestra, más suerte para Burton la próxima vez, y que se deje llevar más, que se le nota un poco forzado.

 

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