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“El señor de los anillos: El retorno del Rey” se ha encargado de recoger los Oscars para toda la trilogía, pues, supongo yo, que tanto el premio al mejor director, como la mejor película se refieren al global de las tres partes, no oficialmente claro, pero si extraoficialmente. No digo que no se merezca, el film de Peter Jackson, las 11 estatuillas que se ha llevado (aunque yo tengo cierta reticencia hacia las grandes superproducciones), pero lo que si digo es lo que digo todos los años: “esto es una farsa, una tomadura de pelo en la que tratan de hacernos creer que lo que vemos es un concurso, cuando en realidad no es más que un anuncio de cuatro horas, se anuncian productos y personas”.

Además de los Oscars para el film del neozelandés (película, director, guión adaptado, montaje, dirección artística, banda sonora, canción, sonido, vestuario, maquillaje y f/x), Charlize Theron ha demostrado que cualquier actriz guapa puede ganar un Oscar, sólo ha de interpretar a una fea, si puede ser que también sea mala u oscura (y contar, como no, con una campaña de marketing que descargue cohibas en la puerta de la Academia). Renée Zellweger me cae mejor, pero no puedo dejar de darme cuenta de que es un premio comprado, comprado por Miramax (quejumbrosa por no haber podido comprar más), buena interpretación (algo efectista, aunque no tanto como la de Theron) sin duda, pero no mejor que la de Holly Hunter o Marcia Gay Harden. Los actores son caso aparte, a Sean Penn y Tim Rbbins ya les dedicaré una oda para ellos solos.

Un Oscar cantado a Sophia Coppola (y es que cuando una película “joven” y ciertamente diferente o radical entra en competencia directa por los Oscars importantes siempre le dan este de consolación, recordemos “Juego de lágrimas” o “Pulp fiction”, por poner dos ejemplos) y otro a la estupendamente progre “Las invasiones bárbaras” y poco más. En definitiva, otra exhuberante exaltación de los valores más ñoños y pateticistas del cine, los valores del cine hollywoodiense. Pomposidad, lujo, hipocresía y un sinfín de tonterías más.

 

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