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Siguiendo las pautas morales que el buen cinéfilo que me considero me dicta, la simple existencia de algo como los premios Oscars de Hollywood me hace sentirme como un cura que pasa delante de una puta con la cara deformada, osea que es fea, pero joder, es una puta. A lo que me refiero es que a cualquiera que le guste el cine disfruta con un festín de nombres y referencias varias a directores, películas, actores y guionistas y demás elenco. No es menos cierto que existe un circuito de muy alta calidad que jamás ha pisado la alfombra roja, y doy gracias por ello, porque lo que representan estos premios es un cine diferente, los Oscars son la comercialidad hecha cine (la equiparación del mercado del arte a la medina de Marrakesch), no estoy diciendo que no haya películas buenas entre las nominadas, sólo digo que yo prefiero a la puta deformada. Me cuesta mucho trabajar en estas condiciones, en un zulo en el subsuelo, sin luz natural y reciviendo puntualmente mi ración de latigazos por parte del jefe, “que si escribe sobre la Kidman, que si …”, está bien, pasemos al supuesto tema de éste post: mi virilidad mermada por las pajas … y una mierda os voy a deleitar con un tema tan jugoso, conformaros con los infectos Oscars.

No sé a vosotros, pero a mi este año las nominaciones pues me parecen un tanto como otros años, no conozco a Paul Haggis (nominado por “Crash”, la cual también tiene nominación a la mejor película) lo suficiente, y es cierto que el problema de la inducción no me deja aventurar con el 100% de posibilidades por delante, pero a ojos de los académicos sigue siendo un guionista televisivo (por mucha “Million Dolar Baby” a sus espaldas) y despegarse de “Walker, Texas Ranger” no es cosa de un par de años. Con Bennett Miller (“Capote”, la biografía de Truman interpretada por Philiph Seymour Hoffman está en la misma situación que “Crash”) pasa lo mismo, a nadie se le ocurriría darle el premio al director (casi novel, anteriormente había dirigido el documental “The Cruise” con el ¿poeta? Timothy ‘Speed’ Levitch) de una película de encargo de la que mismamente hasta yo pensaba que era un telefilm. Por mucho que me pese tampoco creo que sea Clooney (nominado por su prometedora “Good night and Good luck”, también a la mejor película) el que se lleve el gato al agua, demasiado izquierdista para el dinero en juego, ni tampoco Spielberg (aunque en este caso no me apostaría la piel de mis escrotos, pero “Munich” no me huele a multipremiada) más que nada porque ya tiene lo suyo, y la nominación parece suficiente. Por eliminación se lo llevará Ang Lee (por Brokeback Mountain), el más bizarro de los nominados (al menos desde mi demencial punto de vista, un director hongkonés que dirije un film sobre cowboys con aventuras homosexuales, de los cuales solo han nominado al australiano, no sé si me entendeís) que será recordado como otro de esos Oscars dedicados a calmar a esas minorías que no lo son tanto, como los de Denzel Washington, Cuba Gooding Jr., etc …

La puerta se ha cerrado tras de mi, en la roida mesa veo que es la hora de cenar, un vaso de agua sucia y dos croquetas rebozadas en pelos de perro e insectos muertos, desde aqui es normal que los Oscars me parezcan una memez, un simple despilfarro de dinero, un artificio en el que se premia de una manera excesiva a otros artificios, desde mi cubiculo en el que me tienen recluido me siento como el Fantasma de la Ópera que observa con envidia como los demás viven la vida que él ha soñado, pegado al frio ladrillo me pregunto si no será hoy el día del mes en que me toca la visita de esa puta deforme.

 

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