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SINOPSIS: Para costearse un viaje a través de EE.UU., recorriendo escenarios de crímenes famosos, el escritor Brian Kessler (David Duchovny) y su mujer (Michelle Forbes) poner un anuncio para compartir coche. Lo harán con el asesino en libertad condicional Early Grayce (Brad Pitt) y su novia (Juliette Lewis).

COMENTARIO: El estadounidense Dominic Sena (que alcanzaría popularidad con films de acción como “60 segundos”, 2000, u “Operación Swordfish”, 2001), como parte de esa primera oleada de directores de videoclips que comenzaron a asomarse al cine en los años 90 (como David Fincher, junto al que fundó la productora Propaganda Films), convirtió este turbio thriller con forma de road movie (escrito por el guionista de “La revancha de los novatos”, Tim Metcalfe) en un ejercicio estético, polvoriento y paranoico, en el que se profundiza con intenciones pseudocientíficas en las razones y la genealogía de los asesinos en serie. Los siniestros y semidesiertos parajes de la América profunda en los que se desarrolla esta especie de versión metapsicológica de la historia de Bonnie & Clyde, parecen indicarnos que en realidad las intenciones de “Kalifornia” se extienden hasta la alegoría del más deplorable gusto por el morbo de los crímenes violentos, visto como una constante de la sociedad estadounidense (y por extensión, de la occidental).

Su a veces densa y oscura propuesta conceptual y el (encomiable) cambio de registro de Brad Pitt (que ya entonces intentaba quitarse la etiqueta de ‘cara bonita’) provocó que la película tuviese una buena acogida entre la crítica (y en festivales como Montreal, Deauville o Tesalónica); pero que el público se sintiese desconcertado y condenase a esta original mezcla de cine criminal, estudio conductual y drama de pareja al olvido (o, dicho de otra manera, al estatus de ‘cine de culto’). No es una película redonda, tal vez sea parca en diálogos, que las situaciones puedan resultar a veces forzadas y que los roles puedan parecer prototípicos, pero “Kalifornia” sabe mantener ritmo e interés en su trama y en esos personajes que se mueven al son de su ecléctica banda sonora (hardcore, rock sureño, metal alternativo e incluso música clásica).


Para nostálgicos de los 90 interesados en la mente criminal.
Desaconsejada para los que busquen al Brad Pitt de “Leyendas de pasión”.

 

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